miércoles, 6 de marzo de 2013

mujer

Me gusta la etiqueta MUJER. Me siento libre dentro de ella.
Para sentirme creativa necesito limitarme.
Dentro de la deconstrucción de mi propio género, sigo siendo mujer. A todas horas. 
Mujer como posición desde la que luchar, como sujeto político, como lugar desde el que reivindico y peleo.


No existen géneros definidos, es cierto, no somos binarios. No cabemos en dos extremos, pero sí entre ellos. Tantos géneros como personas, ojalá. Quizá en otro mundo. La sociedad nos estructura, nos coloca y nos recoloca, y sólo dentro de los microcosmos que creamos podemos ser libres.

Pero mi cuerpo se lee mujer;
lo leo yo, lo lee el mundo.

Biomujer, porque sangro, aborto, doy a luz y amamanto.
Y porque eso no es quizá cuestión de género, pero siento que me define para conmigo 
y para con el mundo. Lo que perciben los demás como debilidad, a mi me hace fuerte. 

Mi cuerpo tiene unas circunstancias y unas consecuencias que comparte con otros cuerpos,
con cuerpos llamados mujer; cuerpos que avergüenzan y cuerpos que son matados.
Un cuerpo que entiende el acoso sexual, el miedo a la violación. Que siente el maltrato que sufrimos por ser leido como un cuerpo inferior.

Mi cuerpo es un campo de batalla. 
Mi cuerpo MUJER es el que lucha.


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