La Tierra no es nuestra madre, es nuestra amante.
A la madre es necesario superarla (incluso "matarla") para poder evolucionar.
La mamá nos consiente y malcría, y nosotrxs la pedimos todo hasta que está arrugada y no le queda nada más que regalarnos.
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En cambio, a una amante la cuidamos, la regalamos los mejores orgasmos, nos empleamos a fondo por conseguir su bienestar, porque su bienestar perpetúa el nuestro.
La acariciamos y saboreamos y no dejaríamos jamás que nada malo la pasase,
y mucho menos que nadie abusara de ella.
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